José
Martí y
el Habano
Si bien es cierto que se dice que Martí
fumó una que otra vez, y que escribió sobre el
tabaco, sin
embargo no era fumador en el verdadero sentido de la palabra.
Dato curioso cuando se piensa que sus mejores auxiliares y
hermanos en la lucha por la independencia
de Cuba fueron
precisamente los tabaqueros.
Esta es una de las anécdotas de Martí que
da fe de su vinculación con el tabaco cubano.
Los patriotas cubanos bajo la dirección de José Martí y el
Partido Revolucionario Cubano, ya lo tenían todo preparado
para volver a empezar la lucha por la independencia de la Patria.
Solo faltaba avisarles, desde los Estados Unidos, a
los revolucionarios en Cuba, sin que los españoles
sospecharan. Fue entonces que en una reunión celebrada en
Nueva York, el 29 de enero de 1895, uno de los participantes
propuso:
Podemos mandar la orden dentro de un tabaco. Nadie la
buscará allí. Excelente, exclamó
Martí. Aprobada la idea, un tabaquero cubano, en la
fábrica "Príncipe de Gales", en Tampa,
torció un tabaco y dentro, puso el mensaje. Días
después, un revolucionario trajo a nuestra Patria el
tabaco con el aviso y se lo entregó a Juan Gualberto
Gómez, delegado del Partido Revolucionario Cubano.
Inmediatamente Juan Gualberto reunió a los demás
jefes y juntos acordaron: ¡El 24 de febrero
comenzará la guerra!
Pero a pesar de esto ,su genio,
visionario como ningún otro, le permitió en 1883
acercarse a la demostración que realizaron en Londres, en
la década de los años 50 del siglo pasado, Richard
Doll y Austin Bradford Hill sobre el papel de fumar cigarrillos
(tabaquismo) en la
etiología del cáncer del pulmón.
Martí se expresó en el diario "La América", en un artículo titulado
"Observaciones sobre el hábito de fumar cigarrillos de
papel", en septiembre de 1883, como sigue:
"La costumbre que se va haciendo cada vez más
generalizada de fumar incesantemente cigarrillos de papel es muy
poco menos dañina, aunque de una manera sutil y poco
sensible, que el hábito de tomar tragos de alcohol entre
las comidas. Quizás no sea muy grande la cantidad de
tabaco consumido, pero no hay dudas de que el volumen de humo a
que están expuestos los órganos respiratorios del
fumador y las propiedades de ese humo respecto a la
proporción de nicotina introducida en el sistema, se
combinan para poner el sistema completamente bajo la incidencia
del tabaco. Hemos tenido conocimiento
en estos últimos meses de un número considerable de
casos, que en muchachos jóvenes que no habían
alcanzado aún su completo desarrollo
físico, han visto su salud seriamente alterada
por el hábito de fumar incesantemente cigarrillos de
papel. Conveniente es que estos hechos se sepan, pues es evidente
que prevalece la idea de que, cualquiera que sea su
número, estas bocanadas de humo no pueden ser
dañinas en lo más mínimo, cuando al
contrario, producen con frecuencia mucho daño".
Él no sabía de los más de 400
compuestos químicos diferentes que hay en el humo del
cigarro, ni del poder cancerígeno, demostrado sólo
años después, de muchos de estos compuestos, pero
intuyó magistralmente su poder dañino, sobre todo
para la juventud, al
señalar que este actuaba de forma sutil y menos sensible
que el mal hábito de ingerir bebidas alcohólicas,
al cual también se refirió en el mencionado
artículo.
Banquete de
tiranos
Hay una raza vil de hombres tenaces
De sí propios inflados, y hechos
todos,
Todos del pelo al pie, de garra y diente;
Y hay otros, como flor, que al viento exhalan
En el amor del
hombre su
perfume.
Como en el bosque hay tórtolas y
fieras
Y plantas
insectívoras y pura
Sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de
hombres de unos se alimentan:
Los otros su alma dan a que se nutran
Y perfumen su diente los glotones,
Tal como el hierro
frío en las entrañas
De la virgen que mata se calienta.
A un banquete se sientan los tiranos,
Pero cuando la mano ensangrentada
Hunden en el manjar, del mártir muerto
Surge una luz que les
aterra, flores
Grandes como una cruz súbita surgen
Y huyen, rojo el hocico, y pavoridos
A sus negras entrañas los tiranos.
Los que se aman a sí, los que la
augusta
Razón a su avaricia y gula ponen:
Los que no ostentan en la frente honrada
Ese cinto de luz que en el yugo funde
Como el inmenso sol en ascuas quiebra
Los astros que a su seno se abalanzan:
Los que no llevan del decoro humano
Ornado el sano pecho: los menores
Y los segundones de la vida, sólo
A su goce ruin y medro atentos
Y no al concierto universal.
Danzas, comidas, músicas, harenes,
Jamás la aprobación de un hombre
honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse
puede,
Hágase… clávalos,
clávalos
En el horcón más alto del
camino
Por la mitad de la villana frente.
A la grandiosa humanidad traidores,
Como implacable obrero
Que un féretro de bronce clavetea,
Los que contigo
Se parten la nación
a dentelladas.
Estos son los versos que Martí nunca llegó
a publicar. Se los encomendó a Gonzalo de Quesada y
Aróstegui en su testamento literario quien tan pronto las
obligaciones
de la patria le concedió un descanso, los publicó
de acuerdo al deseo del Maestro.
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
RADIO ARTEMISA DIGITAL
Jacinto Padrón (26/09/07 10:30 am hora local)
email:
Banquete de tiranos
Diario de campaña de José
Martí
Fuente
Galaxia Gutenberg—Círculo de Lectores,
Barcelona 1997.
Cartas a María Mantilla. Centro de Estudios
Martianos, La Habana, 1982.
La historia del sabor.
Comercializado por Empresa Comercial
Cubacafé.
Autor:
Jesús Saura Suárez
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